lunes, 28 de julio de 2008

días de instituto


Cuando era adolescente, siempre me quedaban las matemáticas para septiembre. Todo lo demás se me daba relativamente bien, pero en los números siempre fallaba. Pese a mis buenos propósitos iniciales de estudio diario a primera hora de la mañana y mis bonitos cuadernos inmaculados, la pereza y la piscina me vencían siempre por goleada. A 2 escasas semanas de los exámenes y ya con los nervios a flor de piel, iniciaba mi cruzada contra las derivadas, integrales y demás memeces inservibles en mi actual vida laboral. Cuánta neurona desperdiciada!

Espero que no me pase lo mismo en mi incipiente vida deportiva. El calor y la mudanza mellaron en cierta manera el largo entrenamiento invernal, bajando sensiblemente la media semanal. Los azotes de mi conciencia me hicieron remontar y buscar nuevos objetivos de superación para automotivarme.

En mi pensamiento se asoma ya desde hace cierto tiempo una segunda Media Maratón que cumplir. Ahora las expectativas son diferentes; en la primera no apostaba ni un duro a que la terminaría, así que ahora no podría fallar. Esta semana pasada he vuelto a entrenar 4 veces, 50' en cada tirada, sin presiones, ni series ni historias, sólo dejándome llevar por eso que se nombra tanto, las sensaciones.

Me siento un poco más en forma y muy contenta de haber superado los calores estivales, botella de agua en mano, claro está. Ahora sólo quiero que no me ocurra como en aquellos días de instituto, con la lección apenas memorizada pocos días antes del trance, siendo capaz de llevarla al día, repitiéndola en mi interior para entrenar cuerpo y alma. Todo esto es mucho más que un rítmico movimiento de piernas y brazos, es una apelación a la voluntad, a lo que uno es en verdad, o al menos a lo que quisiera ser.
Besos a todos. Carmencita.

martes, 15 de julio de 2008

fondo de armario



Hola a todos, una mudanza después, aquí estoy.

Con motivo de la misma, y teniendo en cuenta que incluso a día de hoy mi habitat natural se halla entre cajas de cartón, he sido consciente de la cantidad de camisetas que he ido recopilando a lo largo de las diversas carreras populares en las que he participado en los últimos meses. Un sinfín de modelos en algunos casos de dudoso gusto y calidad, que acabarán formando parte de mi colección de trapos destinados a limpiar el polvo. Colores chocantes, grafismos de peñas de pueblo y tejidos rasposos son algunos de los calificativos adecuados para estas prendas. Repasemos algunas de ellas.

Sin duda alguna, no hay nada que reprochar a la insigne Nike y su camiseta de la San Silvestre, situada en el number one de este cutre ranking. En la peor posición, sin duda alguna también, la camiseta de la Media Maratón Villa de Madrid. Un horripilante dibujo de un oso cargando un árbol (se supone el Madroño, qué original) en pleno pectoral. Si hablamos del color, no tiene desperdicio; azul mono electricista que daña hasta a las pupilas más insensibles.

Si uno decide comprar ropa deportiva en Nike y Adidas (u otra similar), saca la tarjeta y prepárate porque te la van a meter doblada. Los diseños femeninos son feos, tanto en camisetas, pantalones y demás prendas. La paleta de colores, (esto es en toooodas las marcas), es escueta y sosa; aparte del negro, blanco y gris, abundan los tonos pastel, (!!!), especialmente los rosas y celestes tipo braga infantil. Si no llevas esos colores en la vida diaria, por qué lo vas a lucir en una carrera? no lo entienden las casa comerciales?

Desde aquí propongo un Zara del running, con precios asequibles y BUENOS DISEÑOS, pantalones a lunares, camisetas con tu grupo favorito, sudaderas en pleno estilo nu rave, chaquetillas a rayas, y por supuesto, empleando los materiales óptimos para correctas transpiraciones y con costuras que no rocen la piel. Practicidad ante todo. Desde aquí se busca socio capitalista.

Los complementos son otra historia para no dormir. pasé semanas buscando una pulsera con bolsillo para guardar llaves y dinero. No encontré nada, lo único que me ofrecía Nike era una funda para el ipod de 35 eurazos. Finalmente me regalaron una muñequera de una casa comercial, (en ese mismo azul mono de antes o similar), que me salvó la vida. Os cuento que en la Media Maratón, me guardé 2 euros en el sujetador por si me ocurría algo en la carrera. Y una mañana de Domingo, decidí meter 5 euros en la zapatilla, (ya sé que no era la mejor solución) para comprar el periódico después mi tirada. Lo alucinante es que al quitarme mi Carrefour 2000, comprobé que el billete había desaparecido, o bien se había reabsorbido, no sé bien qué pasó.

Amigos para finalizar os diré que espero el año que viene tener la mitad de camisetas cutres y el doble de camisetas buenas, si mi síndrome de Diógenes me lo permite. Besos a todos. Carmencita.