lunes, 8 de junio de 2009
looking for Richard
Sin testimonio gráfico que acredite mi visita, ayer una servidora participó en la primera carrera del circuito Mapoma del presente año en Torrejón de Ardoz, la ciudad de las bandas sonoras. Esta descripción no se debe a que atrone constantemente por sus calles aquella empalagosa canción del borrachín de Joe Cocker, Up where we belong, no,no, es porque sus calles se encuentran atestadas de pequeños montículos que dificultan al máximo la conducción. Supongo que las autoridades temen a los militronchos beodos que pueblan sus calles en sus horas de permiso.
Sinceramente, no sé bien que contar en esta crónica, me cuesta cada vez más extraer cierta sustancia y gracia a estos eventos, que para ser sinceros, no son proclives a las reflexiones profundas o a la anécdota descacharrante. Pero sí podría destacar del día de ayer la pésima organización de Mapoma, que no sólo retrasó la carrera algo más de media hora al ritmo de los silbidos histéricos del personal, sino que nos hizo sufrir a mí, a dos de los Pataliebres (Alfredo y Jota), y al resto de los presentes, una kilométrica cola infernal para reactivar el chip del pasado año o realizar la pertinente inscripción de éste. De no ser por los atuendos deportivos, hubiera jurado que me encontraba en la puerta de El Corte Inglés el día 6 de enero junto a las maris que aguardan impacientes las rebajas más multitudinarias y chonis del año.
Una agradable rasquilla que se convirtió en un frío agudo y penetrante tras una hora de espera, nos mantuvo en un state alert hasta el comienzo de la carrera, 2 vueltas poligoneras que me hicieron constatar la fealdad de nuestros municipios madrileños y sus agrestes paisajes urbanos, aunque suene ésto último a contradicción. Horribles visiones a las que habría que sumar los escalofríos que mi cuerpo empezó a notar, y no de placer, sino una vez más, producto de la letal combinación del movimiento físico, exceso de transpiración y un solazo que atizaba pese al airecillo fresco que corría por aquellos lares torrejeños.
58’ minutos aproximadamente después, llegué a meta con la esperanza de ser recibida por un mulatón yanqui, fornido y mazas procedente de la base militar anexa, sin embargo, lo único que me esperaba era una enorme cola, de gente (puntualizo), que aguardaba ansiosa la consabida bolsa del corredor, con sus souvenirs de tercera regional y su camiseta que como todos sabemos, acaba enjironada, siendo pasto de Pronto multiusos del hogar.
Sola, cansada y exhausta, decidí prescindir del clásico por excelencia de toda carrera que se precie, y salir huyendo de Torrejón, la ciudad de las bandas sonoras, en busca de mi Richard Gere particular.
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7 comentarios:
Lo siento Carmencita, pero ¿porqué buscar entre los yankies cuando hay un producto nacional, mucho más animoso y jacarandoso?.
Jose
Yo doy fe de que todo lo que se cuenta en esta cronica es pura realidad ,que pena dan los de mapoma y siento no haber podido esperarte y despedirnos pero entre el retraso de la prueba y el compromiso familiar iba un poco pillado .Besos y en Pozuelo nos vemos.
De entrada es para cagarse en las castas del de las bandas sonoras esas, mardita sea su estampa. Y luego por Cadiz pasa igual, meten las carreras por los poligonos mas desoladores y feos que puedas imaginar. En fin, una mas para la buchaca no?
En qué quedamos, srta., hizo calor o frío? De nuevo, y para variar, no puedo estar más en desacuerdo con Vd., yo sí que creo que estos eventos se prestan al descojono y al descacharre, no hay más que pegar la oreja a las conversaciones de las personas en la parrilla de salida o admirar los desquiciados outfits y las depilaciones de trastornado que se ven en las popus (bueno, más en las de asfalto que en las de ñascos). En alguna he salido yo con flato de tanto reír, creame.
Es un submundo entrañable, este running nuestro de cada domingo.
Déjese de políganos y véngase a la sierra, Up where Gitane belongs...
Torcas, está claro, nada como el producto nacional y de pata negra, si puede ser.
Jota, ya nos veremos, hay más carreras que longanizas, pero vaya desastre y que carrera más fea, verdad?
Lo de las bandas sonoras, Irish, pues sí, me llamó la atención, por la proliferación. El recorrido totalmente poligonero.
Gitane Hill, que bien le viene el apellido, no? Hizo frío y calor, calor y frío, y en cuanto a la anécdota descacharrante, pues sí, el problema es que las gracias se repiten ya más que el ajo; atuendos imposibles, hedores varios y los chascarrillos habituales del runner de pro. Lo de dejar el polígano veremos, aunque le confesaré que en mi sangre llevo la serranía almeriense, ñascos, legañas y esparto.
Carmen, es una alegria que al menos de vez en cuando regresas a la querida y sufrida competicion. Saludos. Espero vernos pronto.
Mi sobrino Sandro no se quitaba el gorro ni en la capilla de la Modelo. Genio y figura. A mí John Cokes siempre ma gustao como chill out de bodorrio gitano, fijese.
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