miércoles, 13 de mayo de 2009

Una carrera "populosa"


De nuevo, y en este mes tan primaveral, la carrera de la mujer. Y esta vez, como otros años, dedicada a la lucha contra el cáncer. El lema: "No correrás sola contra el cáncer". Pues eso, no correrás sola y nunca mejor dicho. 15.000 inscripciones femeninas más algunas "corredoras" con barba y pelo en pecho que pareciesen estar en la carrera del orgullo gay. Así que, medio Madrid de runneras y alrededores estuvimos "amontonadas" en El Retiro durante un trecho de unos 6 km. Todo un clásico.

Al salir de casa el día prometía ser lluvioso sin interrupción. Muchas veces creo que los milagros existen pues durante la carrera no cayó ni una misera gota (si exceptuamos las producidas por sudores varios y babeos incontrolados). Menos mal. Si la lluvia se hubiera sumado a la pereza del madrugón, mis ansias de triunfo se hubieran "diluido" en un charco.

A pesar de este "baño de multitudes" conocido por experiencias pasadas, Eva Whitetower y Pilar Whitetower (una servidora) se animaron a acudir al evento (Carmen, la Whitetower "más lista", se reservo para mejores ocasiones). La razón principal para asistir a esta cita es que se convertía en un entrenamiento "obligatorio" (más los ya pagados 6 € de la inscripción). Y, para nuestra sorpresa, vino a visitarnos Su Alteza Real la princesa de Asturias doña Leticia, quien, por supuesto, ni llevaba la camiseta azul azulete oficial de la carrera ni calzaba zapatillas de runnera.No se libró de nuestras más ácidas criticas como buenas Whitetower-porteras que somos cuando nos ponemos en nuestro papel de periodistas del "Dónde estas corazón". Lástima que no estuviesen Carmen Whitetower y la madre de las Whitetower para compartir esta experiencia mística. Hubiera tenido mucho más jugo el asunto. Así que, nuestra heredera al trono, nos saludo a la salida y entrego trofeo a la llegada a las corredoras más rápidas (hecho que siempre pasa en toda carrera del tipo que sea). Después, salió "escopeteada" de allí, rodeada de un enjambre de hombres de negro, a la cabeza de una caravana de coches oficiales también de negro.Todo un honor.

Y dejo los cotilleos de "revista rosa" y paso a los cotilleos de carrera que seguro son los que más os interesan, ¿o no?.

Así que, nos presentamos las dos hermanas "más solas que la una" y sin intendencia que nos acompañara (nada de cobertura fotográfica durante el recorrido, nada de sujetarnos mientras los múltiples objetos necesarios para seguir siendo nosotras mismas, vaselina para los labios, camiseta de repuesto, móvil para llamadas post-carrera, tabaco para las fumadoras, perdón). Poco estiramiento por la emoción del momento (muy mal), búsqueda de hueco libre entre tanta y tanta mujer, suelta de globos rosa (no podia ser de otra forma) y, por fin, pistoletazo de salida y comienzo de la carrera de obstáculos. Pudimos empezar a correr a eso de los 800 m, prácticamente ya fuera del recinto del Retiro y aproveché entonces para poner mi cronometro en marcha ( y asi no "engordar" mi tiempo final, que de ilusiones también se vive, eh!). Bajada por Menendez Pelayo con el freno de cientos de espaldas por delante y de grupos de "señoras de edad" a ritmo de "vamos a ver escaparates" muy propio para la ocasión. Y continuamente y durante todo el trayecto, la busqueda de los salvadores espacios laterales para salir huyendo de tanta barbarie, y los saltos y sobresaltos al subir y bajar a los mejores amigos de los corredores: los bordillos. Codazos varios y siempre a la altura de mis "pectorales" (tenia que haber tomado más leche de pequeña). Lo que hay que sufrir para llegar a la meta. Solo en la última y única cuesta de la meta me falta la respiración, producto de mis irregulares entrenamientos esta temporada.

Pero al final, siempre aparece la imagen de esos megaflotadores-porteria que anuncian la llegada y entonces las fuerzas renacen de nuevo y te abrazas a tu "partenaire" más contenta que unas castañuelas y, casi, casi, llorando de emoción. Fin de carrera y reparto de obsequios entre los que se encontraban unos esparragos tan gordos como morcillas (??),ofrecidos por un señor que estaba como un queso, todo hay que decirlo. Las malas artes publicitarias.

Y..ay, que tendrá esto del correr que cuando pasas por la meta te crees el ganador del oro olimpico y te colocas tu mismo la corona de laurel en la cabeza.

Un beso a todos. Hasta la próxima.

viernes, 8 de mayo de 2009

No time for fun, no time for run



Así es, sin tiempo para nada; ni correr, ni beber, ni escribir en el blog.

Sólo trabajar, trabajar y trabajar.

Tras dos meses de plantillas, podría decir en voz alta y clara que la periostitis se quedó en la cuneta. Algún tímido recuerdo fantasmal asoma de cuando en cuando en mis tibias, certeza casi absoluta de un exceso de asfalto recalentado. Cortos entrenamientos que no derriban el muro de los 50’ en días alternos, sometidos a continuas cancelaciones por motivos ajenos a mi voluntad.

Porque sólo trabajo, trabajo y trabajo.

¡Qué vida ésta, qué estrés más grande! Corre que te corre de un lado para otro, con botas, manoletinas o chanclas, pero pocas veces con mis ligeras Nike Zoom, a punto por cierto, de pasar a mejor vida. Mujer blanca soltera busca zapatilla adecuada a su peso y complexión. Mucho me temo que, como tantas otras cosas, las Nike Zoom no están hechas para mí, aunque bien pudiera ser que mañana despertara mimetizada en un etíope esmirriado de 50 kg de peso. O tal vez sufra una regresión a la tierna edad de mi primera comunión, o incluso a la de mi bautizo ahora que lo pienso más detenidamente.

Dejémonos de pensamientos lisérgicos.

Vuelvo al tema principal, poco correr, mucho trabajar...Una mala combinación con consecuencias desastrosas: cambios de humor frecuentes, mala hostia generalizada, complejo de mula de carga y un más que dudoso estado de forma físico y mental.

Ni en mis tiempos de juventud, botellón y politoxicomanía tuve yo sensaciones tan plenas y endorfínicas como las que me producía correr con cierta constancia y regularidad, inyecciones de pura adrenalina que ponían mi cuerpo y mente en estado de gracia. Hiperestesia para los sentidos y altos grados de placer para mi cerebro, sobreestimulado y en plena ebullición, a diferencia de mi actual y triste estado mononeuronal.

Los chutes ahora son escasos, con suerte 3 dosis a la semana, sin cuestas ni dificultades añadidas; eso sí, me siguen proporcionando una extraña e ilusoria felicidad, pese a que mi respiración tiene un soniquete un tanto asmático y me cuesta llevar un ritmo adecuado de carrera.

Hoy saldré de nuevo a por mi dosis, después volveré a casa con las pupilas extrañamente dilatadas.