domingo, 14 de marzo de 2010

Tiempo de silencio, tiempo de pasión


Aunque más de uno debió pensar que subí a los cielos con mi querido Señor Gitane que en paz descanse, dada la escasez de posts en los ultimos tiempos,(y de visitantes en el blog como en los primeros), aquí estoy de nuevo, con la zapatilla en la mano, dispuesta a alzar la voz incluso entre aquellos desertores que se agarraron a causas perdidas y enfrentamientos de 1º de básica en este patio de colegio que se llama blogosfera.

Y es que mi silencio se produce fundamentalmente por dos motivos; el primero, porque creo que este tema es ya territorio estéril, y en segundo, porque tras más de dos años de relación, de amor al running, de afición y sacrificio, uno ya no tiene aquella imperiosa necesidad inicial de proclamar a los cuatro vientos que uno encontró la horma de su zapatilla. Si como decía el Señor Ortega que el amor, es la fijación/observación continuada a un objeto/sujeto, aquí el objeto en cuestión es el running.

Tras aquel encuentro pasional en la San Silvestre de 2007, mi mente fijó como objetivo y objeto el running popular, soñando con él mientras limpiaba afanosa el bigote de un langostino, el amor empezó a crecer mientras las mariposas revoloteaban/correteaban a mi alrededor tratando de perseguirlas con cierta asiduidad desde hace ya más de 2 años una media de 3 veces a la semana, con suerte.

Y mi amor desbordado exigía una continua dedicación verbal y física, inmumerables brasas a quien se acercaba a mi alrededor, odas de admiración con invitación a practicar tan noble deporte bajo el calor de la barra del bar, (o en el Camacho, templo del birrismo y de la cirrosis galopante) mientras los posts se agolpaban uno tras otro deseando salir al exterior; tantas primeras experiencias que compartir, tantas consejos pataliebrescos que escuchar, tanta tonteria que contemplar. Sentía que mi amor era compartido por otros anonimos desconocidos de esta secta, que palpitaban como yo, con cada entrenamiento y cada carrera popular.

Y ahora que, en breve es tiempo de capirotes y otras sectas mas oscuras que ésta, soy consciente que no preciso de cantes de saeta constantes, de manifestaciones continuas con apariencia de post, el running forma parte de mi vida y cuento con ello como algo esencial, como quitakilos y quitagobios, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad...

...todos los días de mi vida, una media de 3 veces a la semana, con suerte.

4 comentarios:

Polifemo dijo...

De todos modos, opino que la definición de Ortega, aun respetable, es demasiado de secarral. Me gusta más otra definición de amor, la que da el filósofo y matemático Leibniz (tal vez el último sabio en sentido estricto): "el deleite ante la felicidad del otro". Tiene la elegancia de un enigma matemático resuelto y la claridad infalible de un principio lógico (el amor no puede ser otra cosa: no puede haber amor si el otro es infeliz y nos regocijamos de ello). (consustancial a la matemática).

Tío Dimas dijo...

Mi sobrino Sandro se hiso argonauta del jamaro de oro en la setima galeria, ande leyó con fruisión e indiosincrasia calé toíto Leiniz y la autobiografia de Manitas de Plata. El payo pedante este me lo ha recordao con lo del deleite.

carmencita dijo...

Ortega es más de andar por casa, Leibniz son palabras mayores, escuela racionalista nada más y nada menos.
Sandro, es más de la escuela de la vida, no Tío Dimas?

Anónimo dijo...

ahhh!!! ahora comprendo todos los que veo corriendo por los parques y calles dce esta ciudad,, en sus mp3 no escuchan musica, que improvisa compases con el sudor ni a ritmo de las 160 pulsaciones.Toda esta gente escucha en version audio libro las grandes obras de filosoficas de nuestro tiempo........curioso,,,,,.
Hoy ire a correr con kant o quiza Nietzsche si compro ya sus zapatillas Nike nuevas.
y sus gafas de pasta,.,.,..
muy bueno como siempre C.T.D.